Croniquilla del verano y otoño sangriento de 1936: la caza humana y las primeras sacas domiciliarias de Robleda (necrologio)

La fecha del 13 de agosto fue una de las más mortíferas en la zona, debido a la redada que hubo en Robleda, quizá provocada o acelerada por un “tumulto” que se produjo con motivo de la llamada de quintos de los reemplazos de 1933, 1934 y 1935 para el ejército rebelde. Del informe del brigada Bernardo García (25/08/36) se deduce que para los militares sublevados contra la República este hecho era un rebeldía en toda regla contra ellos, en fecha muy próxima al 10 de agosto, pues hay constancia de la movilización de mozos de Robleda dicho día y al siguiente (25/08/36, Inf.R/36C.728/37C.1233/37, Zato 1997, Iglesias 2008a). Como primera medida el brigada Bernardo García intervino rápidamente, estimulado por los responsables mirobrigenses, deteniendo el día 11 a “los seis vecinos que consideró causantes de la referida protesta, y en los dos días se apresuró a efectuar la captura de dos individuos que le fue recomendado hacerlo por fuerzas de Ciudad Rodrigo, logrando la detención de uno de dichos individuos”; el otro se fugaría, sin duda Julián Ovejero (croniquilla del día 6 de septiembre). Más tarde, en una declaración procesal de 1938, Laureano Enrique (“Roque”) es mucho más explícito, revelando la identidad de los vecinos detenidos, no seis, sino nueve: Benito Montero Sánchez, Tiburcio Mateos Mateos, Esteban Mateos Mateos, Sebastián Molina Roncero (Sebastián Bonilla), Julio Calzada, Emilio Gutiérrez Pascual y Juan García Milán, todos ejecutados vilmente, además de Pablo Prieto Mateos y Francisco Pascual Ovejero, que habrían estado presos dos días. Varios testimonios familiares señalan las eras como lugar socorrido de la detención, en plena faena de la trilla. 

Según la versión del Brigada, dos días o tres después de la “protesta”, es decir el día 13 de agosto, se presentó en Robleda un capitán de Carabineros de Ciudad Rodrigo, sin duda Marcelino Ibero, con fuerzas de su Cuerpo y Falangistas (al frente de los cuales ahora se sabe que iba Ernesto Bravo Rivero, Jefe de Milicias, y seguramente también Agustín Calzada, jefe comarcal de Falange), y se llevó a cuatro de los seis detenidos, soltando a los otros dos, pero apresando las mencionadas fuerzas a otros tres “por ser de la directiva socialista”. Entre los captores, los testimonios orales también señalan la presencia de falangistas locales y de La Encina. Laureano Enrique sitúa en tal día la intervención de falangistas de Ciudad Rodrigo y dos jóvenes de Villasrubias (“hijos de Agustín de la Ceferina y de Quico el Huevero”), los cuales de acuerdo con las autoridades locales soltaron a los dos últimos presos del día 11, Pablo Prieto y Francisco Pascual, que tenían relación de amistad con el Alcalde y el Médico, llevándose al matadero a los otros siete por él mencionados.  

Estos vecinos robledanos formaron parte de la primera tanda de asesinados. Fueron sacados en dos vehículos y su destino quizá sería para todos ellos la finca de Castillejo de Huebra, a unos 50 cincuenta kilómetros de Robleda, pero los “conductores” de uno de ellos no acertarían con el paraje (Isabel Mateos 2007). De modo que cuatro cautivos fueron asesinados la noche del 13 de agosto en el término de Boadilla, en cuyo cementerio fueron enterrados (Iglesias 2008a: 166, 177). Las actas de defunción sitúan el hallazgo de cadáveres el día 13, a consecuencia de “disparos o heridas de armas de fuego”:   

  

Esteban Mateos Mateos, de 32 años, hijo de Francisco y de Josefa, labrador, concejal, casado con Isabel Lozano Mateos, padre de tres hijos (act. def. 10/07/41). 

Tiburcio Mateos Mateos, de 26 año, hijo de Francisco y de Josefa, jornalero, agente de una compañía de seguros, ¿PCE?,  casado con Rafaela Mateos Martín, padre de una niña (act. def. 18/11/40). Hermano del anterior.  

Emilio Gutiérrez Pascual, de 33 años, hijo de José y de María, jornalero, casado con Manuela Mateos Cabezas, de cuyo matrimonio quedaban dos hijos (act. def. 18/11/40). Emigrante en Francia. De los testimonios se deduce que tendría alguna actividad política o sindical (R 2007). 

Julio Calzada Blasco, natural de Gata (Cáceres), de 18 años,  hijo de Francisco y de Justa, peón de albañil, soltero. Fue de los que se manifestaron contra el reclutamiento para la guerra, por el cual se sentía afectado.  

 

Los otros detenidos el día 11 de agosto fueron llevados a Castillejo de Huebra, finca del término de Muñoz, en la cual serían asesinados y abandonados sus cadáveres:  

 

Sebastián Bonilla (por Sánchez Bonilla), de 51 años, hijo de Marcelo Sánchez y Eugenia Bonilla, jornalero, vuelto de la emigración y por ello acusado de “haber traído el veneno de Francia”, ¿ex Presidente de la Sociedad Obrera?, viudo, padre de dos hijos.  

Santiago o Benito Montero Sánchez (con el segundo nombre en el registro civil), de 36 años, hijo de Sebastián y de Teresa, jornalero, empleado municipal, sindicalista (STT), casado con María Lozano Sánchez, dejaba  una niña huérfana. Emigrante en Francia, como su hermana Isabel Montero, “madrina de la bandera”.  

Juan o Julián García Milán (Juanitu de tio Lopi), de unos 20 años, hijo de Lope y Braulia, jornalero. Sería de los afectados por la presumible llamada filas. Después de su asesinato fue declarado en rebeldía y expedientado en 1938 (Exp.R/38).  

 

Antes de su cese por “pasividad” el 22 de agosto, el brigada García (Carabineros) señala en su papel activo la detención de “El Chinas”, que tal vez sería de los señalados para la redada del día 13: 

  

Juan Collado Mateos (a) “Chinas”, de 29 años, hijo de Santiago y de María Rosa, casado con María Martín, con quien tuvo un hijo durante su emigración en Francia. Lo detuvieron cuando volvía del carbonar quizá la víspera de la Asunción (15 de agosto), en la juenti Merina (R 1973). Mª Antonia Ovejero lo vio conducir detenido por carabineros y falangistas en el pueblo. El prisionero, con permiso del Carabinero, habló con ella, pidiéndole que avisara a su esposa para que le llevara ropa limpia a la cárcel, de donde lo sacarían para el matadero. Este carabinero dice haberlo puesto a disposición del Comandante Militar de Ciudad Rodrigo (Inf. R/36). Estaría detenido en alguno de los locales carcelarios, pero no en la prisión del partido judicial, donde no se registra su entrada, y sería sacado en torno al 20 de agosto. 

 

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